Diario Información(16 de Octubre de 2011):
Salinas de Villena. Pasear a lo largo de las salinas del interior de la provincia es hacer un recorrido de grandes contrastes. Los montículos de sal se asemejan a un paisaje nevado que da paso a una estampa esteparia, la de un lugar donde la sal impide que viva cualquier ser; un lugar que, pese a todo, conforma un extraño paraje turístico.
MARIVÍ PARDO
Frente a los parques naturales de las salinas de Santa Pola o Torrevieja, las de Villena son un páramo, creado por unas aguas cuya condensación es diez veces mayor que las de la costa, y que por su singularidad se ha convertido en un lugar a visitar. No obstante, "los saleros" están incluidos como Lugar de Interés Comunitario para entrar a formar parte de la futura red europea de espacios a conservar, la Red Natura 2000.
La Diputación Provincial creó los senderos de la sal, que se incluyen dentro de sus programas de senderismo. No obstante, el responsable del salero de Penalva explotado por la empresa Sal Coloma, Rafael Bernabeu, comenta que "hasta el momento nos llegan los investigadores más que los curiosos o los turistas". Estas explotaciones mineras son un paisaje único en la provincia de Alicante. También en la población de Salinas existían explotaciones de este mineral que ahora están abandonadas. Convirtiéndose así los de Villena en los únicos "saleros" -término local para denominar las salinas- que están en producción. Es curioso como de las montañas de sal se extrae la que va a parar a las mesas, a los secaderos de jamones y encurtidos, aceitunas, a las carreteras para contrarrestar el efecto de la nieve y a la industria del textil; parte de las 13.000 aplicaciones que, aproximadamente, tiene la sal.
Tres zonas
Tres son los saleros diseminados por el término municipal de Villena: el Viejo, el Nuevo y Penalva. Los tres suponen un área total de 220.000 hectáreas, y una producción que ronda las 10.000 toneladas al año, según los datos del Instituto Geológico Minero de España.
Durante todo el año se mantienen los trabajos, aunque el periodo más productivo de la sal es en el mes de julio, por las altas temperaturas que provocan una rápida evaporación del agua. Bernabeu explica que "las templadas temperaturas de este mes de julio han provocado que la cosecha de la sal sea media", a lo que añade que "a partir de septiembre las noches retrasan el proceso de vaporación y las lluvias pueden estropear la escasa sal, que durante el invierno se extrae".
Estas salinas de interior se alimentan de manantiales cuyas aguas poseen una salinidad muy superior a la del agua de mar. Al igual que en las salinas marítimas, existe un circuito de balsas que son comunicadas a voluntad por pequeñas compuertas y en su recorrido se produce la evaporación del agua y la progresiva concentración de las sales hasta llegar al punto de cristalización del cloruro sódico. El proceso es prácticamente artesanal, a penas se ha introducido herramientas industriales desde que en el siglo XIII en el salero Viejo, y en el siglo XIX el de Penalva y el Nuevo, empezasen la explotación de estas concesiones. Tan sólo alguna retroexcavadora para la recogida de la sal, y molinos para establecer el grano de la sal: fina, gruesa, para uso industrial o carreteras.